El propósito de Marco Campomaggi en 1983 fue muy preciso, “crear objetos que perduren en el tiempo y cuenten una historia única y personal”.
Los bolsos Campomaggi no se desgastan ni envejecen en el transcurso de una temporada a otra. En estos tiempos de lo fugaz y lo efímero, son objetos pensados para ser transmitidos, de padres a hijos, adquiriendo valor con el paso de los años.
Un estilo de vida que remite a la vuelta a la esencia, a los sueños perseguidos con constancia y sacrificio, en busca del gusto personal, a un lujo íntimo y nada ostentoso en el que la excelencia, la materia prima y la creatividad se entrelazan para crear la auténtica belleza.